4 octubre 2024

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Sigue la disputa entre España y Altadis por la propiedad de dos Goyas

La Audiencia Provincial de Madrid ha dictado una sentencia que marca un hito en una controversia de décadas entre el Estado y Altadis (heredera de Tabacalera). La justicia ha determinado que dos retratos de Carlos IV y María Luisa de Parma pintados por Francisco de Goya que la antigua empresa pública custodia desde 1789 son de titularidad pública. Los cuadros estuvieron durante décadas en la sala donde se reunía el Consejo de Administración de la compañía y en el litigio se han desempolvado papeles de hasta 1896. Cultura no quiso hacer comentarios y Altadis insiste en que la propiedad está en litigio hasta que decida el Supremo porque la sentencia de la Audiencia de Madrid es «incongruente y contiene contradicciones intrínsecas difícilmente salvables».

En junio de 2019, un juzgado de Madrid dictó una sentencia que es como una clase de historia. En los antecedentes, comienza explicando: “La colonización de América supuso la introducción del tabaco en Europa, siendo decretado por la Corona género estancado a principios del siglo XVIII, e instrumentada su explotación mediante arrendando a particulares de los derechos de comercialización. Ante el fracaso de este modelo, decidió asumir de forma directa la gestión y, de forma gradual durante el XVIII, se concedió a la Real Fábrica de Tabacos de Sevilla la administración y exclusividad de la producción de tabacos”.

Altadis no se dio por satisfecha y recurrió a la Audiencia Provincial de Madrid, que el pasado mes de febrero ratificó la sentencia de primera instancia. La Fundación Goya, por ejemplo, aún los sitúa en su web como propiedad de la empresa. Al mencionar la pareja de retratos, señala: “Se trasladaron a Madrid a finales del siglo XIX como propiedad de Tabacalera Española y, en 1999, pasaron a la colección Altadis. En la actualidad se conservan, cedidos temporalmente, en el Archivo General de Indias de Sevilla”, donde están expuestos al público.

La tabacalera insiste en que «es el legítimo propietario de los cuadros», y sostiene que desde que Goya los pintó por encargo de la Fábrica de tabacos de Sevilla, los cuadros han permanecido siempre en su poder, «primero en la propia Fábrica de Sevilla, luego en la Sala de Juntas de la Compañía Arrendataria de Tabacos (antecesora de Tabacalera) y desde 1944 en adelante en la sede de Tabacalera SA (hoy denominada Altadis SA)».

Altadis, propiedad de Imperial Brands, posee marcas de tabaco como Fortuna, Ducados y Nobel, señala que «el Estado siempre ha reconocido a Altadis como legítimo propietario de los cuadros» y esgrime como prueba que «desde principios de la década de los años 90, el Ministerio de Educación ha venido solicitando a Altadis, como propietario de los cuadros, que se los prestase para distintas exposiciones itinerantes de la obra de Goya en varios países de Europa».

UN POCO DE HISTORIA

Durante la coronación de Carlos IV, “la Real Fábrica se volcó en las fiestas y organizó un montaje de arquitectura efímera donde se exhibían obras de arte. Entre estas estaban un par de retratos reales que la Real Fábrica encargó a Goya y, a cambio de 4.146 reales de vellón sufragados por los empleados, ejecutó las pinturas. Tras las fiestas de 1789 los Retratos pasaron a adornar las dependencias de la Real Fábrica de Sevilla” hasta que en el XIX “cayeron en el olvido”. En 1887, un inventario señalaba que la empresa poseía “ocho retratos de reyes pintados al óleo con marcos dorados” pero sin mencionar que eran de Goya.

Una década después, el Estado pidió de vuelta los cuadros. En teoría volvieron a manos públicas el 20 de marzo de 1896. En teoría, porque en la práctica los dos ‘goya’ quedaron en la sede central de Tabacalera en Madrid. El detalle es importante porque hasta entonces estaban en la Real Fábrica de Sevilla, que es del Estado, al contrario que la sede central de la empresa.

La sentencia explica que no se sabe bien qué pasó. “Lo más probable es que desde que se colgaron en la sede de la CAT [antecesora de Tabacalera] los poseyera a título de propietaria, porque el Ministerio de Hacienda considerarse los doce retratos de reyes de escaso valor al desconocer su autoría y, bien los rechazase, convirtiéndolos en una cosa abandonada, o que los enajenase a la CAT, sin que desgraciadamente quede constancia documental, siendo improbable que tras la entrega la CAT los hurtase o robase”. No era ningún secreto. Los cuadros “adornaban la sala de juntas de la sede central, a la vista del presidente de la CAT que era nombrado por el Gobierno, el interventor y otros representantes del Estado”.

En 1946, la CAT pasa a ser Tabacalera y se hace con la propiedad. En 1985, aparece en el archivo de Tabacalera un recibo expedido por Goya y renace el interés sobre los lienzos. El Museo del Prado confirma la autoría y un informe jurídico del Estado sostiene que son de titularidad pública.

El descubrimiento coincide con la entrada de España en el mercado común europeo y el fin del monopolio del tabaco. España crea entonces una empresa a la que aporta bienes a cambio de acciones. Pero ya deja claro que “los retratos no estaban dentro de los bienes que se iban a aportar en la ampliación del capital y que debían ser entregados al Estado”.

Tabacalera contraatacó con un informe en el que aseguraba que los retratos eran suyos, bien por una compra, bien por el paso del tiempo. El Estado de alguna forma lo dio por bueno “y solicitó permiso a Tabacalera para exhibirlos, a lo que esta accedió, por lo que de este modo el Estado reconoció que no eran suyos”.

Así, durante décadas los cuadros han estado expuestos al público en Sevilla. En 1999, con Mariano Rajoy como ministro de Cultura, firmó un acuerdo por el que el Estado podía ir exhibiendo las obras. En 2007, ya con Zapatero en el Gobierno y con la empresa privatizada bajo el nombre de Altadis, decide no renovar ese convenio. En noviembre de 2015, Altadis reclamó los Goya de vuelta y el Estado respondió que eran suyos. Manejaba un nuevo informe según el cual “los retratos estaban dentro de los bienes afectos al monopolio de tabaco y por ello ni la CAT ni Tabacalera los poseyeron nunca en concepto de dueño. Sostiene que forman parte del Patrimonio Histórico Español, por lo que no cabía su enajenación por el Estado”.

Altadis recurrió a los tribunales. Un caso con raíces de siglos se judicializaba durante el Gobierno del propio Rajoy, ya ascendido a presidente del Gobierno. Cuatro años después, la juez Eva Ramírez García desestimó la reclamación de Altadis. En esa primera sentencia [pinche para leer el pdf] señala que Altadis no tiene documentos que acrediten la titularidad de los cuadros y solo que por el paso de los años los fue manejando. “Parece más razonable pensar que los cuadros simplemente se poseían por la arrendataria para ornato de los edificios a su cargo, más no en concepto de dueño”.

Puede considerarse acreditado que los Retratos viajaron a Madrid en virtud de la Real Orden de 1896

Y añade la jurisprudencia del Supremo según la cual “solo la posesión que se adquiere y se disfruta en concepto de dueño puede servir para adquirir el dominio, por lo que una posesión tolerada no lo es”. “Puede considerarse acreditado que los Retratos viajaron a Madrid en virtud de la Real Orden de 1896 tantas veces mencionada, y que después en 1921 según el inventario de esa fecha estaban en el Ministerio de Fomento. En algún momento después y, dadas las relaciones existentes entre el Estado y el personal de alta dirección de la CAT, se volvieron a entregar a esta para su uso como adorno, desconociendo la fecha exacta de tal entrega e ignorándose el lugar exacto donde se colgaron, siendo conscientes tanto sus representantes como los del Estado que esta entrega era a efectos meramente posesorios, sin transmisión de la propiedad y con obligación de devolución”.

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