18 abril 2024

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Cyclic Painting. Nuevo estilo de pintura

Cyclic Painting

Movimiento que surgió en el siglo XXI, concretamente en el año 2014, de la mano del artista plástico Ruekmon. Surge como reacción a los últimos movimientos vanguardísticos del arte contemporáneo que han aparecido en éste nuevo milenio y que buscan siempre nuevos estímulos frente a otras etapas del arte ya superadas.

Actualmente, nos vemos inmersos en un mundo digital en el que existen millones de imágenes y artistas diferentes con propuestas de toda índole. En éste contexto, se necesita que el artista no sólo exprese sus sentimientos, además tiene que destacar, seduciendo y persuadiendo al observador que lo que se expone, es fascinante, y que son obras que merecen ser examinadas atentamente. De forma que, pueda cautivar el ánimo del que presencia su creación y atraer la atención para generar estímulos que inciten o produzca una reacción cuando se mira su obra, algo que se consigue en gran medida, con este nuevo estilo de pintura.

No obstante, todos los estilos se nutren de otros anteriores y el “Cyclic Painting” no es una excepción, ya que presenta puntos de contacto con otras vertientes sobradamente conocidas. Tiene algo de expresionismo, entendido como la deformación de la realidad para buscar una expresión más emocional y subjetiva de la naturaleza. Un poco de abstracción racional y geométrica, con espirales lineales de color y composiciones basadas en ruptura de diferentes planos coloreados.

Los lienzos de este estilo se caracterizan porque están llenos de energía, movimiento y libertad, parten de una representación figurativa y directa de la naturaleza para convertirse en sinuosas masas de color, suaves pinceladas y líneas bien definidas.

Con este estilo se emplean amplias paletas de colores, pinceladas continuas y texturas delicadas en sus piezas. Juntas, estas características dan como resultado pinturas vanguardistas que favorecen lo subjetivo, pero sin llegar a abandonar el concepto de lo real, ofreciendo un vistazo a la mente de los artistas.

Otra característica de este estilo es el concepto de la incesable búsqueda del movimiento de la pintura dentro del propio cuadro. Éste concepto ya era atribuible a otros antiguos maestros impresionistas como Edvard Munch, aunque con la importante diferencia de que él usaba pinceladas más energéticas y texturas más exageradas en sus obras como sucede en su famosa obra El grito (1893).

Otro de los referentes del Cyclic Painting es el arte primitivo, especialmente el de África y el de Latinoamerica, difundido desde finales del siglo XIX por los museos etnográficos. Las vanguardias artísticas encontraron en el arte primitivo una mayor libertad de expresión, originalidad, nuevas formas y materiales, una nueva concepción del volumen y el color, así como una mayor trascendencia del objeto, ya que en estas culturas no eran simples obras de arte, sino que tenían una finalidad religiosa, mágica, totémica, votiva, suntuaria, etc. Son objetos que expresan una comunicación directa con la naturaleza, así como con las fuerzas espirituales, con cultos y rituales, sin ningún tipo de mediación o interpretación.

Una de las bases del Cyclic Painting es la espiral. En este sentido, ninguna curva ha fascinado tanto al ser humano. Su presencia en los objetos vivos, tanto animales como vegetales, tuvo que llamar la atención de nuestros antepasados desde los albores de la humanidad. No existe ninguna cultura que no lo haya utilizado como elemento simbólico, mágico o simplemente ornamental. Esta misteriosa curva que parece enrollarse sin fin sobre sí misma hasta acabar precipitándose en un punto, o al revés, que apareciendo infinitamente pequeña, desde un simple un punto, presenta la osadía de querer llenar todo el espacio, ha ejercido un influjo cautivador no sólo sobre los matemáticos sino también sobre artistas y artesanos de todas las épocas y casi todas las culturas.

Las primeras manifestaciones de los espirales como elemento ornamental en la historia de la humanidad se remontan al Neolítico. En numerosas piedras de este período aparecen espirales enlazados o dispuestos en distribuciones simétricas. Aparecen junto a cuadrados y círculos distribuidos formando figuras simétricas, pero los espirales siempre ocupan el lugar protagonista.

La cultura «Celta» desarrolló adornos y medallones los que represento a través de tres espirales que entran y salen en el círculo representando con estos dos sentidos de giro la dualidad de las fuerzas que están en permanente interacción en la naturaleza y por su número (el tres), el equilibrio. El número de elementos que lo conforman es de nueve (dos veces tres espirales y tres círculos interiores) más el circulo exterior conforman el diez, el número perfecto. El círculo exterior tiene la doble cualidad de representar la totalidad y al tener inicio y fin es equivalente a la serpiente que se muerde la cola y que está en renovación permanente.

Ruekmon

A la derecha, observamos un ejemplo del Cyclic Painting. Obra realizada por el artista Ruekmon. Titulo: Tributo a Velázquez. Oleo sobre lienzo.

En el período Clásico los griegos se destacaron por su arquitectura, entre sus obras desarrollaron tres tipos de columnas, de orden Dórico, Corintio y Jónico, este último incorporó los espirales en su estructura, como en el templo de Atenea Niké  que forma parte de la Acrópolis en la ciudad de Atenas. Construido alrededor del 420 a.C., es un excelente ejemplo de arquitectura clásica, con columnas jónicas y un friso que rodea la parte superior, en los que la curva parece querer huir del peso del arquitrabe, arrepintiéndose al final y retornando sobre sí misma.

La arquitectura islámica construyó la gran mezquita de Samarra, con interesante alminar, como gran torre cónica en espiral. levantada el año 847 d.C. en el actual Irak, era el mayor templo erigido en aquella época. En la actualidad sólo se conserva intacto el monumental alminar cónico desde el cual el muecín llamaba a la oración.

En la cultura mesoamericana podemos encontrar «El Caracol de Chichén Itzá» este se compone de una torre con dos muros concéntricos y una escalera de caracol que conduce a una pequeña sala en lo alto del edificio. Las ventanas a lo largo de la escalera y en la abertura de la cúspide se empleaban para la observación astronómica, por lo que el Caracol se conoce también como el Observatorio

 

Características del Estilo:

Brevemente destacamos las principales características de este estilo de pintura:

 

Cyclic Painting

Armonía

Siempre existe una relación coherente de formas y colores que intriga y seduce al espectador.

Color

Se aprecian colores puros y vivos consiguiendo dar a las obras fuerza y contundencia. Así mismo; se aprecian detalles de color que proporcionan volumen y coherencia a todo el conjunto.

Contraste

Diferencias cuantitativas y cualitativas entre las formas creando un cierto drama visual a través de los sombreados que consiguen una cierta ruptura de planos.

Dibujo

Muy preciso con líneas nítidas y bien definidas.

Composición

Muy equilibrada ya que con las líneas continuas se consigue un conjunto muy íntegro y sólido.

Ritmo visual

Sensación ordenada de constante movimiento por el efecto de las diferentes espirales.

Motivos

Primordialmente figurativos.  Además en sus motivos introduce a menudo matices históricos que amplían las posibilidades narrativas del trabajo, dando una visión particular de otras obras.

Técnica del Cyclic Painting

Como el propio Ruekmon indica, la técnica pictórica del Cyclic Painting se basa en los siguientes conceptos:

  1. Fluidez y Movimiento

Una de las características fundamentales del Cyclic Painting es transmitir la sensación de movimiento fluido y continuo; de forma que cada elemento  de la obra está encadenado al siguiente sin pausas apreciables.

  1. Suavidad y Sutileza 

En el Cyclic Painting, las pinceladas se generan con movimientos suaves y ligeros; formando primordialmente arcos y espirales. Se requiere que la mano del artista sea estable y firme para obtener un resultado óptimo.

  1. Equilibrio

La armonía y el equilibrio pictórico es un elemento esencial en la práctica del Cyclic Painting.  Al tratarse de una composición de cierta complejidad, es necesario un correcto control de las diferentes tonalidades y de la adecuada ubicación de los elementos representados, porque de lo contrario, puede dar lugar a una cierta sensación caótica.

A diferencia de otros estilos donde pueden existen pinceladas dispersas y “sin sentido”, en el Cyclic Painting, se tiende a sentir, a unificar y a guiar esas pinceladas siguiendo una pauta de cierto orden, pero sin perder su espontaneidad. De esta forma, la armonía en la obra se va reforzando poco a poco conforme se va creando.

  1. Ruptura de planos

Finalmente, el Cyclic Painting busca mediante la interacción del color y el juego de sombras, una oscilación de la imagen entre lo plano y lo tridimensional, consiguiendo una atractiva percepción de ambigüedad.

Todos estos elementos contribuyen a crear un estilo diferenciado y de gran originalidad. Desde Arte y Prensa esperamos más obras de este artista plástico emergente..

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