
Las tres primeras jornadas de Arco se cierran hoy viernes, antes de que llegue el público no especializado, con esa sensación de ciclotimia que marca la pandemia. El miércoles la euforia se percibía en el movimiento incesante de un lado a otro de la feria de arte contemporáneo de los coleccionistas, compradores y expertos que llegaban a Ifema atrapados por los cánticos de la nueva normalidad de esta edición 40+1. El primer día suele ser la jornada donde se producen más transacciones y así lo manifestaban los galeristas. Desde el jueves, esa sensación no se abandona pero se acompaña del desasosiego y la preocupación por la guerra en Ucrania. ¿Afectará la intervención militar rusa al mercado del arte? A tenor de los primeros datos de compras de las instituciones españolas y las sensaciones de los galeristas, la respuesta, por ahora, es no. O tal vez es demasiado pronto para saberlo y no será Arco el lugar donde se manifieste.
El Museo Reina Sofía, a través del Ministerio de Cultura, ha comprado 16 obras que engrosarán los fondos de su colección permanente por 370.000 euros. En el verano de 2021, en la particular convocatoria de Arco que se realizó en unas fechas poco habituales para la feria, con menor presencia de galerías y fuertes restricciones, la institución cultural gastó algo menos, 300.000 euros. En esta edición, se han adquirido piezas de 15 artistas, una mayoría españoles.
Hay en estas compras una clara impronta de la idea que Manuel Borja-Villel, director del Reina Sofía, ha impreso en la reordenación de la colección permanente que presentó a finales de 2021 con, por ejemplo, las 36 fotografías en blanco y negro de la serie El expreso Antifascista (1936). Antoni Campañà documenta el proceso de pintadas con mensajes políticos en trenes españoles de artistas antifascistas. También aparece esa esencia en el trabajo de la joven Eva Fàbregas, (Barcelona, 1988), cuyas últimas esculturas mezclan la cultura del bienestar o las subculturas terapéuticas en las redes sociales. En ambos casos hay un reflejo de la cultura popular, en dos momentos históricos distintos, que para el director del Museo debe ser uno de los recursos esenciales de una pinacoteca pública para tratar de explicar la época en la que vivimos.
El Reina Sofía además ha comprado obra de Miguel Benlloch, Patricia Esquivias, Patricia Gómez y María Jesús González, Federico Guzmán, Agustín Ibarrola, Concha Jerez, Antoni Miralda y el artista multimedia filipino Cian Dayrit (Manila, 1989), entre otros.
La Comunidad de Madrid se ha gastado 405.000 euros, frente a los 130.000 euros de la edición de julio, en obras para la colección del CA2M, el museo de arte contemporáneo que está en Móstoles. En la selección hay una mezcla de artistas históricos como Darío Villalba o Walter Marchetti, Soledad Sevilla o Marisa González y otros más contemporáneos. El Gobierno de la región ha completado el catálogo de artistas dentro la programación del Museo con Francesc Ruiz, Javier Utray o Renate Lorenz & Pauline Boudry. Y ha sumado el trabajo del artista colombiano Iván Argote que ha presentado en Arco la performance que hizo en Madrid cuando días antes de la feria paseó una réplica de la estatua de Colón por las calles de la capital. El Ayuntamiento de Madrid ha comprado cuatro obras, por valor de 56.870 euros para el Museo de Arte Contemporáneo.
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