El Ideal de Barcelona presenta una biografía inmersiva de la pintora mexicana, con fotografías y documentos, pero sin reproducciones de sus obras.
La pintora Frida Kahlo (Ciudad de México, 1907-1954) sigue batiendo récords. Una de sus obras de 1949, Diego y yo, se vendió hace unas semanas por 30,8 millones de euros, cuatro veces el récord anterior de la pintora y de un artista latinoamericano en subasta, en manos, hasta ese momento, de su marido Diego Rivera (Guanajuato, 1886 – Ciudad de México, 1957) que en 2018 alcanzó los 8,8 millones de euros por Los rivales. Una pareja marcada por una intensa relación de amor odio que parece seguir enfrentándolos en el mercado del arte.
La vida nada común de Kahlo sigue teniendo interés y atrapa a miles de personas, por eso el cine, la literatura y el arte tienen a esta artista en el punto de mira. Ahora, el Ideal (Centro de Artes Digitales de Barcelona), con sede en el antiguo estudio de Poblenou inaugura Frida Kahlo, la vida de un mito en el que se hace un repaso de forma inmersiva a la vida de esta pintora con una gran peculiaridad: no aparecen ninguna de sus pinturas, sino un buen número de fotografías, películas, documentos y objetos del colorido universo de animales y plantas con los que dio forma a sus cuadros, para mostrar un enfoque inédito sobre la pintora.
“Queremos mostrar una Frida diferente”, explica Jordi Sellas, director del Ideal que presenta este estreno mundial producido por Layers of Reality con el soporte de Artists Rights Foundation y de Frida Kahlo Corporation. La ausencia de obras obedece, según Sellas, por el interés de no repetir la misma fórmula de sus anteriores proyectos, centrados en Monet y Klim, pero también por el alto coste de reproducir la obra de la artista, cuyos derechos gestiona del Banco Nacional de México.
La vida de Frida Kahlo estuvo marcada por la enfermedad. No solo por sufrir poliomielitis desde los seis años, que le dejó la pierna derecha más corta que la otra, sino porque en 1925 fue víctima de un brutal accidente de tráfico que le cambió la vida para siempre: el autobús en el que viajaba chocó con un tranvía, y, del golpe, se rompió la columna vertebral en tres puntos y un trozo de metal le destrozó la pelvis. “Ese día perdí la virginidad”, comentaba ella con el humor que le caracterizó. Desde entonces fue operada 32 veces, llevó corsé en muchas ocasiones y el dolor le acompañó siempre.
La cama del hospital y de su casa donde estuvo meses inmóvil fueron el lugar en el que comenzó a pintar. Para que pudiera hacerlo crearon un caballete y sobre la cama se colocó un espejo para que se viera. No es extraño que ella se autorretratara en 55 de sus obras. “Me retrato a mí misma, porque paso mucho tiempo sola y porque soy el motivo que más conozco”, decía.
La nueva propuesta del Ideal, realizada toda por artistas de ámbito barcelonés o incluso instalados en Poblenou, narra en imágenes el accidente a través de una impactante instalación firmada por Nueveojos en la que en cinco pantallas superpuestas consiguen un efecto volumétrico en el que ve como una figura de porcelana se hace añicos tras un fuerte impacto. Por su parte ArtBreeder ha producido, mediante un logaritmo de inteligencia artificial, un mapping que se proyecta sobre una cama en vertical situada junto a pared en la que puede verse una Frida digital convaleciente en el que se representan muchos de los elementos característicos de su pintura en referencia al nacimiento y la muerte, la salud y la enfermedad.
En la sala principal, donde hay instalada una pantalla de 1.000 metros cuadrados, Martes Studios realiza un recorrido de 30 minutos por la vida de la pintora: infancia, adolescencia, su accidente, los viajes que acabaron conformando su identidad, como el que realizó a París en 1939 invitada por André Breton para exponer por primera vez en Europa, además de sus principales hitos, y escenarios, hasta su muerte en 1954. Todo con música compuesta por Raffel Plana y versos proyectados de otra mexicana famosa y con carácter: Sor Juana Inés de la Cruz.
Fue su marido, Diego Rivera, el que convenció a Kahlo que vistiera el traje típico tehuano de las indias, consistente en vestidos largos de colores y joyería exótica. Esto, junto a su semblante cejijunto, fue su potente imagen de marca. En la exposición se pueden ver varios de estos modelos (creados por la Fundación comunitaria Oaxaca y la Cooperativa del tejido tradicional) que la convirtieron también en un icono de la moda, siendo una fuente de inspiración a diseñadores y revistas de moda. La muestra también pone énfasis en la contradicción de que ella, una comunista convencida (fue amante de Leon Trotski) se codeara con multimillonarios norteamericanos y que acabara teniendo su propia muñeca Barbie, ejemplo máximo de consumismo y capitalismo.
Pero si hay algo, además que su pintura, que sea asocia a Kahlo es su cama. En 1953, cuando en su país se organiza la primera exposición individual los médicos le prohíben asistir, pero ella se presenta en ambulancia con su cama de hospital y participa contando chistes, cantando y bebiendo con los asistentes. Ese mismo año le amputan la pierna por debajo de la rodilla por la gangrena y cae en una profunda depresión que hace que intente suicidarse.
Por eso, el recorrido del Ideal termina con la realidad virtual de Cadáver exquisito en la que el visitante, subido a la cama, como si estuviera con Frida, vive la sensación de estar postrado, rodeado de libros y cuadros de su habitación. En un momento dado la cama toma propulsión y sale al jardín de la Casa Azul y comienza un vuelo onírico de nueve minutos por el universo inimitable de Kahlo que ha realizado por blit.studio, mientras suena la famosa canción de La Llorona, que popularizó otra mexicana universal, Chavela Vargas.
La nueva producción del Ideal tiene competencia. En Madrid se acaba de estrenar otra producción inmersiva sobre la pintora Vida y obra de Frida Kahlo, producida por Acciona.
El 13 de julio de 1954, muere en su Casa Azul de Coyoacán, la misma localidad donde nació 47 años antes. En su diario escribió: “Espero que la marcha sea feliz y espero no volver jamás”. No hace falta, Frida Kahlo, nunca se ha ido y sigue más viva que nunca.
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