Felguérez fue parte de un movimiento que rompió con los muralistas tradicionales, como Diego Rivera. Murió a causa del nuevo coronavirus.
Antes de convertirse en uno de los artistas más importantes de México, Manuel Felguérez se armó de un currículo ecléctico. Le conseguía murciélagos vivos a un luchador de lucha libre para que los usara como parte del espectáculo durante los combates. Vendió artefactos mexicanos antiguos para pagar su viaje a Europa. Amasó una colección de animales que incluía un tigre, un zorro, lagartijas, un halcón y una araña viuda negra, y aprendió taxidermia para poder preservar los animales cuando murieran.
“Fueron esas, sin saberlo, mis primeras clases de escultura”, dijo Felguérez en una entrevista en 2003 con el periódico Reforma.
Felguérez murió el 7 de junio en su casa de Ciudad de México a causa del nuevo coronavirus, dijo Plinio Ávila, un artista y amigo de la familia. Tenía 91 años.
Felguérez decidió convertirse en artista durante su primer viaje a Europa, después de dibujar una escena en el río Támesis desde un barco, según le contó a Reforma. Conocido por sus pinturas y esculturas de metal con formas geométricas, Felguérez se convirtió en parte de un movimiento que rompió con los tradicionales muralistas mexicanos como Diego Rivera.
Se formó en Francia y produjo obras abstractas que, a diferencia de las de Rivera y su cohorte, no enfatizaban la Revolución mexicana o la difícil situación que vivían las masas. Como investigador visitante en la Universidad de Harvard en la década de 1970, Felguérez comenzó a utilizar la programación informática para crear arte.
Manuel Felguérez nació el 12 de diciembre de 1928 en Valparaíso, Zacatecas, cuando México salía de más de una década de revolución y disturbios civiles. Le contó a la revista México Desconocido que uno de sus primeros recuerdos era el de un enfrentamiento entre las fuerzas que defendían la hacienda de su padre y los agraristas, que finalmente vencieron y reclamaron la tierra como suya.
Cuando tenía 7 años, se mudó a Ciudad de México con su familia para que su padre pudiera solicitar al gobierno federal una compensación por la propiedad perdida. Un año después, su padre se enfermó y murió.
Felguérez estudió en París en la Académie de la Grande Chaumière, una escuela de arte, y con el escultor de origen ruso Ossip Zadkine, y comenzó a centrarse más exclusivamente en hacer arte. Más tarde fue profesor en la Universidad Iberoamericana y en la Universidad Nacional Autónoma de México, ambas en Ciudad de México.
Su matrimonio con Ruth Rohde terminó en divorcio. Su segunda esposa, la artista Lilia Carrillo, murió en 1974. Le sobreviven sus dos hijas con Rohde, Karina y Patricia Felguérez Rohde, y su tercera esposa, Mercedes Oteyza de Felguérez.
“Su obra era solamente disfrute de la búsqueda de la belleza, de la armonía”, dijo Ávila. “Como pintor, pues está buscando evidentemente no una pintura que sea chocante, que sea vibrante, sino algo agradable”.
Alfonso Vázquez, director del Instituto Zacatecano de Cultura, recordó cuando Felguérez lo acompañó hace varios años en la gira de una exposición que incluía el trabajo del artista. Cuando alguien preguntó cómo interpretar una de las esculturas metálicas de Felguérez, Vázquez recuerda que Felguérez se detuvo a considerar la pieza antes de dirigirse al grupo. “Significan como dos años de trabajo”, respondió.
“Lo que quería decir es que no debemos buscar significados o conceptos en las obras”, dijo Vázquez. “La obra te conmueve o te provoca, pero te dice algo”.
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