Para poder entender el trabajo de la artista Emilia Azcárate recogido en La Genealogía del Color, publicado por Turner, debemos remontarnos al siglo XVIII y a la denominada pintura de castas, un género pictórico desarrollado principalmente en México y Perú que representaba los distintos cruces étnicos posibles en la colonia de Nueva España, entre indígenas, españoles y africanos. El tema, bastante desconocido en general, resulta apasionante porque este arte jugó un papel crucial en la construcción de las identidades y del poder colonial en América.
Estas pinturas, que solían componer series, mostraban a una pareja, cada uno de una raza distinta, y junto a ellos uno o dos hijos, además de un breve texto descriptivo de las castas que se unían y de la mezcla resultante. A los descendientes de mestizos (español-indio), mulatos (español-negro), zambos (negro-indio), y sus variantes en función de que su tez fuera más o menos oscura, se les daban nombres como albino, torna atrás, grifo, zambaigo, tente en el aire, coyote, no te entiendo o ahí de estás. Azcárate explica cómo al intentar comprender las complejidades de las mezclas y de las denominaciones, por ejemplo en el caso de los llamados albinos o del origen del término mulato, descubrió que las inscripciones de las pinturas de castas a menudo articulan lo que los cuadros en sí esconden.
A raíz de investigar sobre estas singulares pinturas, Azcárate elaboró su propia interpretación sobre el lenguaje y el color en ellas. Determinó que cada uno de los colores primarios representa una raza y es desde esa teoría desde la que elabora un código en el que cada mezcla se resuelve con porcentajes de esos colores. Utiliza el amarillo (tradicionalmente vinculado al oro y al sol) para los amerindios, el cian para los africanos (para simbolizar la fuerza y la resistencia que la artista relaciona con el océano y el cielo) y el magenta para los españoles (en alusión a su obsesión con la limpieza de sangre, el linaje de cristiano viejo y el estatus superior). Más allá del color, a partir de las inscripciones en las pinturas de castas, Azcárate elaboró también un alfabeto codificado a modo de jeroglífico, que cumple una doble función, narrativa y formal.
El libro incluye imágenes de las obras de Azcárate, así como vistas de la exposición en la galería Henrique Faria Fine Arts, de Nueva York, donde pudieron verse expuestas entre el 1 de noviembre de 2018 y el 2 de febrero de 2019. La publicación cuenta con textos del historiador del arte Juan Carlos Ledezma y del científico Philip Ball, quien habla sobre la teoría del color, además de con una conversación entre la artista y la especialista en pintura de castas, Ilona Katzew (curadora y jefa del Departamento de Arte Latinoamericano de Los Angeles County Museum os Art. LACMA)
Emilia Azcárate (Caracas, 1964) estudió Bellas Artes en el Saint Martins School of Art en Londres. Fue Premio Arturo Michelena en Venezuela y en 2006 recibió una beca de la Cisneros Fontanals Foundation. En 2016 participó en el LARA Residency Program en las islas Galápagos, Ecuador. Vive y trabaja en Madrid.
TÍTULO: The Genealogy of Color / La Genealogía del Color
AUTORA: Emilia Azcárate
EDITORIAL: Turner.
EDICIÓN: 2019
PÁGINAS: 160 pp.
IMÁGENES: 80
PRECIO: 30 euros
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